“¿A dónde vamos con mamá y papá?” – El viaje soñado que se volvió una lista interminable

Preparando el Viaje

Hola, soy Camila. Tengo 29 años, soy una diseñadora freelance Colombiana y aunque no necesito oficina para trabajar, sí necesito tres cosas para ser feliz: mi laptop, buena conexión a internet y a mis papás cerca.

Hace unos meses decidí cumplir uno de los sueños que teníamos en familia desde hace años: hacer un viaje por Europa. Treinta días, solo nosotros tres: mi mamá, mi papá y yo. Ellos, jubilados. Yo, con trabajo remoto. El plan perfecto.

Lo primero que hice fue la pregunta clave:

“¿A dónde les gustaría ir?”

Sus ojos brillaron. “¡Madrid, Barcelona, París, Venecia y Roma!”, dijeron casi al unísono. ¡Perfecto! Pensé. Ciudades hermosas, emblemáticas, llenas de historia y arte… y, lo más importante, bastante conectadas entre sí.

Pero al pasar los días, las respuestas empezaron a cambiar.

  • “¿Y si pasamos por Portugal también?”
  • “Uy, me hablaron maravillas de Suiza.”
  • “Mamá quiere ver Santorini.”
  • “¿Y Estambul? ¡Qué historia tan rica!”
  • “¿Y si vamos a Marruecos? Ya que estamos cerca…”

Y ahí estaba yo, frente a mi computadora, con más de 30 pestañas abiertas de Google Maps, rutas, trenes, ferris y vuelos internos… y una creciente ansiedad.
No porque no quisiera llevarlos a todos esos lugares, sino porque yo sabía algo que ellos no estaban midiendo bien:

El cuerpo de mi mamá no resiste tanta caminata.

Ella tiene artritis. Un día con muchas escaleras o subidas le puede doler durante dos. Y mi papá tampoco es el más ágil para cargar maletas pesadas o caminar bajo el sol durante horas.

Ese fue el primer gran dilema del viaje:

¿Cómo decirles que no podemos ir a todo, sin que sientan que les estoy negando el viaje de sus sueños?


Lo que aprendí (y te puede servir si viajas con padres mayores):

  1. Los sueños no se niegan, pero sí se ajustan.
    No hay que ir a todas partes para tener un viaje inolvidable. Menos es más.
  2. Planificar es un acto de amor.
    Pensar en el bienestar de tus papás no es limitar el viaje, es hacerlo más disfrutable para todos.
  3. Tu rol no es ser guía turística, sino hija(o) presente.
    Querer hacer todo perfecto es una ilusión. Lo importante es estar ahí, adaptarse y compartir.

Este viaje apenas está empezando, pero ya entendí que planear con cabeza fría y corazón cálido es el mejor punto de partida.

En el siguiente post te cuento cómo fue que logré elegir solo 12 destinos… ¡y convencer a mis papás de que era la mejor opción!


Escrito por Camila
Diseñadora nómada, hija planificadora y aprendiz de viajera familiar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top